miércoles, 17 de octubre de 2007

Anädheleth, guardia de Horia

Mientras el grupo de héroes está prisionero en las mazmorras del castillo Horia, Anädheleth, obligada a trabajar para Lilandrith bajo el influjo de un conjuro, busca cómo ayudar a sus amigos y sacarlos del apuro.

27 de febrero del 1632
-Intentando salvar la vida de su amiga Miarlith, Anädheleth jura lealtad a Theodorus y Lilandrith, quien la ata a su juramento a través de un conjuro de sangre.
-Atrapada en su cuarto, la montaraz consigue entrar en contacto con Ricardo, el guardia que había hechizado con los pendientes de Venus. El hombre aún está bajo los efectos de la magia y le dice a la elfa que desea ayudarle en todo lo que sea posible.
-A través de Ricardo, Anädheleth averigua que Theodorus aún no ha regresado al castillo, que sus amigos están bien, pero encerrados y constantemente vigilados por Jared (un tipejo enorme, como de dos metros y medio, túnica y capuchón negro, que se cubre el rostro con una máscara de porcelana), el guardaespaldas de Lilandrith.
-Anädheleth aprovecha su tiempo libre para escribir resúmenes de los diarios de viaje de Tiresias el tuerto, que encuentra en su habitación.
-Pasan los días. Ricardo hace reportes diarios de lo que ocurre en el castillo, a Anädheleth no la vuelve a visitar Lilandrith, pero recibe puntualmente sus comidas y el agua caliente para el baño.

4 de marzo
-La nieve se está derritiendo. Los días se están volviendo más cálidos (aunque todavía son muy helados) y no ha vuelto a nevar en varios días. El invierno se muestra en franca retirada, lo que preocupa a Anädheleth, porque sabes que con la primavera se reanudarán las hostilidades.
-Ricardo consigue finalmente un turno de guardia en las mazmorras. Consigue pasarle pluma y papel a Numentarë y éste le manda un simple mensaje a Anädheleth: "debes buscar ayuda fuera del castillo o moriremos todos". Ricardo cuenta que Numentarë está muy nervioso en la celda: rechaza la comida, golpea las paredes con los puños desnudos, grita, tirita y tiene pesadillas. A veces incluso delira, llamando a su hija desesperadamente. Ricardo dice que no sabe si es fingido o no, porque se mostró muy lúcido al tomar el papel y escribir el mensaje.
-Ese día, finalmente, Lilandrith va a visitar a su hija. Con un tono más bien cordial, aunque firme, la hechicera le explica a su hija que deberá tomar a su cargo una de las divisiones de defensa del castillo, que le asignarán algunos hombres y que deberá velar por la seguridad de una de las torres, específicamente, aquella donde está la entrada de servicio que el grupo utilizó para entrar al castillo. Le devuelven parte de su equipo y le entregan una armadura con los símbolos de Horia, que deberá portar obligatoriamente. La hechicera además le entrega las llaves de su habitación y le permite pasearse por el castillo, excepto por las proximidades de la torre central, la forja y las mazmorras, que le están completamente vedadas. También tiene prohibición de abandonar el castillo hasta nueva orden, dañar a los guardias u obligarlos a cumplir órdenes que atenten contra los intereses de Theodorus.
-Lilandrith continúa hablando, diciendo lo feliz que está de que ahora Anädheleth trabaje para ella. Insiste en que la única forma de conseguir paz para Kraëtoria es que permitan a Theodorus desarrollar sus planes.
-Anädheleth va a la torre, se equipa y empieza a organizar a sus guardias, que son el grupo más indisciplinado del castillo.
-Anädheleth escribe un mensaje para Denazz que dice así:
Denazz, estamos atrapados en el castillo de Theodorus. Estoy siendo obligada a seguir las instrucciones de Lilandrith. Creo que no nos queda mucho tiempo. Dile a Delemdroth que se prepare para un ataque el 21 de marzo, y algo peor después. Adviértele que nada es como parece, y que no es en nombre de los humanos que Theodorus actúa. Por favor, Denazz, deben venir a rescatarnos. Son nuestra última salvación. Por favor, Denazz, ayúdame, eres lo único que tengo.
Con Cariño,
Anä

-Llamando el poder de Gaia, Anädheleth invoca un halcón peregrino al que ata el mensaje en su pata. Luego lo manda volar hacia la torre de Delemdroth, en la lejana meseta de Eledhant, donde se encuentra Denazz.

6 de marzo
-Entre sus nuevas obligaciones en marcha, Anädheleth debe lidiar con soldados insolentes a los que no les gusta recibir órdenes de una mujer. Anädheleth se irrita tanto por las burlas y faltas a la disciplina de uno de sus soldados, Aldo Ticio, que le corta una oreja al soldado. Luego se baten entre ellos: la montaraz consigue inmovilizarlo y dejarlo inconsciente. Después de esa breve demostración de sus habilidades, nadie intenta sublevarse de nuevo.

7 de marzo
-Ricardo llega con un mensaje de Numentarë, quien pregunta a Anädheleth si pidió ayuda al exterior.
-La montaraz averigua que Theodorus llegará al castillo el 12 de marzo. No ha podido llegar antes porque ha estado ocupado con una revuelta en Villa del Roble: dos vapores fueron hundidos y robaron armamento de las bodegas de la ciudad. Pese a los esfuerzos de la Inquisición y la Orden del Dragón Rojo, no han podido detener a ningún responsable, aunque han realizado varios arrestos e “interrogado” a mucha gente del Distrito Oriente. Se rumorea que hay elfos detrás de estos robos y que alguien de la ciudad, probablemente una cofradía de bribones, estaría ocultando sus acciones. Los ciudadanos están paranoicos y estarían cortando los cuellos de todo el que parezca un elfo disfrazado y de todo aquel que muestre simpatía por los elfos... es decir, todo no-humano, incluyendo halflings.
-Según averigua la montaraz (interrogando soldados, conversando con los capitanes que pasan de cuando en cuando por el castillo), los últimos años Theodorus y Lilandrith han estado reclutando aliados de distintas razas (enanos rechazados, semielfos e incluso algunos elfos altos) para formar un ejército de elite que estaría siendo entrenada en la provincia de Valacchia. Gran parte de los esfuerzos de los dos hechiceros han estado centrados en crear armamentos que decidan la suerte de la guerra. Sin embargo, hay algo que llama la atención: ni Lilandrith ni los soldados de Florencia parecen considerar a los aliados como una fuerza de temer. Todos están extremadamente seguros de su triunfo, que se avecina pronto: los primeros ataques masivos se iniciarían el 21 de marzo. Pero entonces, si Lilandrith y Theodorus consideran que están perfectamente equipados para hacer frente a los aliados elfos y enanos, ¿por qué continúan construyendo armamento? ¿Por qué preparan negociaciones de paz y al mismo tiempo tienen tantas armas bajo la manga?
-Numerosos ejércitos han levantado campamento en la ribera oriental del río Estigia. Llevan cañones, caballeros y armaduras sardianas, y están constantemente abastecidos por una línea de barcos cargados de provisiones que provienen desde los graneros de la cuenca Luciánica (los graneros del Estigia han sufrido demasiados saqueos para abastecer al ejército). Desafortunadamente, la niebla perpetua que rodea al castillo le impide a la elfa ver más allá de un centenar de metros de las murallas.

8 de marzo
-Luego de lidiar con sus obligaciones habituales y de discutir por enésima vez con sus subordinados, Anädheleth regresa a su cuarto, cansada. En la tarde, cuando el sol se está poniendo, el halcón peregrino se posa en el alféizar de la ventana. Un mensaje viene atado a su pata:
No te abandonaré.
Con amor,
Denazz

-Anädheleth está loca de alegría, pero muy nerviosa preguntándose cómo le ayudará el drow.

2 pelambres:

Dusty dijo...

Grande Anädtheleth!!!! XD XD XD XD

Jijiji...

Myriam dijo...

qué de cerca el comentario... jejejeje

Pero en todo caso es cierto, Anadheleteh se portó como toda una heroína... ;)

Saludos, Ylla