jueves, 7 de junio de 2007

Sesión del domingo 11 de febrero del 2007

Resumen del episodio anterior

—Los héroes estaban patrullando la frontera oeste de Gallen cuando fueron atacados por un grupo de cazadores de orejas, liderado por Zsash, el doppleganger. Los héroes los vencieron y los mataron a todos.

—Luego, les llamó la atención un grito ahogado al sur. Fueron a investigar: encontraron un elfo colgando de un árbol, muerto, con las orejas cortadas.

Ahora...

—Los héroes investigan rastros: no hay. Les llama la atención un halcón gris que parece vigilarlos.

—Entra nuevo personaje: Hathol, espadachín elfo vagabundo. Está acompañado de Ghodder Urdon, guerrero enano y Trishna Undomyanta, arquera arcana elfa vagabunda.

—Hathol y su grupo patrullan una zona algo más al sur. También oyen golpes y sonidos de batalla. Trishna envía a Hathol y a su tigre, Daya, a investigar.

—Hathol se encuentra con grupo de héroes. Después de mutuas desconfianzas, se unen para investigar. Hathol manda llamar a su grupo con Daya.

—Grupo investiga más al interior del bosque: descubren otros dos elfos muertos, colgando de un árbol, sin orejas.

—Mientras investiga arriba de un árbol, Ylla es atacada: una cuerda rodea su cuello y alguien trata de ahorcarla. Ylla se libra y cae al suelo. El atacante, invisible, escapa, pero es herido por una flecha de Anadheleth. Los héroes siguen el rastro de sangre.

—El rastro los lleva a una zona de bosque muy, muy espesa. Los héroes dudan, pero finalmente se deciden a entrar. Tienen que abrirse paso casi a golpes de espada.

—El rastro los lleva ante un árbol. En él, escrito con sangre se lee en latín: “miren hacia arriba”. Entonces les cae una lluvia de afiladas púas de madera. Anadheleth las detiene a tiempo lanzando un conjuro de muro de viento. Quedan indemnes.

—Eleion le pide a su pegaso que detecte el mal para seguir a su enemigo: siente una presencia maligna y el grupo sigue su intuición.

—En el bosque Eleion, que monta su pegaso. Es atacado por sorpresa, por la espalda. Eleion no recibe daño, pero su pegaso sí.

—Mientras tanto, otra parte del grupo es atacada: Hathol oye a Trishna gritar y corre en su ayuda. Ghodder está aturdido, con una herida. Dice que han atacado a Trishna y pide ayuda. Finalmente entienden que “el Cazador” no anda solo.

—Eleion lucha contra el Cazador. En la pelea, el pegaso es herido de gravedad y cae en coma. Eleion es casi incapaz de herir a su enemigo. Sus amigos llegan a socorrerlo. El Cazador no dice nada: sólo se funde con el árbol a su lado y desaparece. Miarlith y las montaraces quedan atónitas: ¿cómo pueden tener de enemigo a un hombre de los bosques, un druida o montaraz? Se encuentran perdidas, desorientadas.

—Hathol, por su parte, es atacado por Ghodder. El enano le golpea, le golpea y lo deja paralizado. Ghoreus ayuda al espadachín, luego llega escarcha y el resto del grupo y finalmente matan a Ghodder, el enano traidor. En su cuerpo encuentran un saquito con polvos mágicos de sueño. Finalmente entienden que Ghodder ayudó en el rapto de Trishna.

—Hathol insiste en buscar el rastro de la elfa. Eleion y el resto del grupo están indecisos: el pegaso se salvó de la muerte por los pelos, el resto del grupo está herido, están en un terreno que les desfavorece y sus enemigos son muy poderosos. Finalmente, Hathol parte solo y algunos le siguen. En el camino, se encuentran con la capa de Trishna y su broche, agarrados de una rama de árbol. Se la han llevado y su broche de marfil lo dejó atrás.

—Los héroes salen del bosque para buscar rastros de Trishna: nada. Lo único que queda es el camino a Villa del Roble. Seguramente se la llevaron allí porque alguien pagaba bien por las elfas jóvenes.

—El grupo finalmente decide qué hacer: se separarán unos días. Eleion y Hathol partirán al valle del río Trichonis, donde vive el padre de Trishna, para contarle lo ocurrido y pedirle ayuda. Irán en el pegaso (ya sanado por Miarlith) y llevarán el broche de marfil como prueba.

—Miarlith irá al Cónclave por pistas. Ghoreus viajará a Oghdammer a retirar los objetos que dejó fabricando: un yelmo de mithril y unos brazaletes del mismo metal, ambos bendecidos por los sacerdotes de Hefestos.

—Eleion y Hathol encuentran la casita de la montaña de Numentarë, el padre de Trishna, gracias a la descripción que la chica le había dado a Hathol. Allí conocen a Lidia, una anciana semielfa de más de cien años que oficia de criada del elfo. Al saber que Trishna está mal, Lidia lleva a los elfos a la cabaña. Pero Numentarë no está en condiciones de recibirlos: está borracho como cuba, su estado habitual desde que murió su mujer, Alqua. Eleion, Hathol y Lidia consiguen despertarlo y quitarle la resaca. Numentarë finalmente reacciona, junta sus cosas y se compromete a acompañarlos en la búsqueda de su hija: se encontrarán en la frontera, en una semana. Numentarë se pone el broche de marfil e invoca a Daya, que se materializa como una niebla. Numentarë monta a Daya y parte a lomos de ella hacia el sur, lo mismo hacen Eleion y Hathol: Lidia les desea mucha suerte.

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